Por Dayana Salas @mgt.dyn

La estatuilla de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos se entregará el domingo 25 de abril de 2021.

«Érase una vez en Venezuela: Congo Mirador» es una película independiente venezolana que busca entrar en las categorías de Mejor película y Mejor película extranjera.

Dirigida por Anabel Rodríguez y producida por  Sepp Brudermann, narra la historia de un pueblo olvidado del sur del lago de Maracaibo: Congo Mirador. 

La película fue estrenada el 27 de enero de 2020 y ha participado en diferentes festivales internacionales, entre los que destaca el Festival de Sundance: Selección oficial Documental Internacional, Festival de Málaga: Selección oficial, Festival de Miami: Selección oficial, Festival de Lima: Selección oficial. Festival de Atlanta: Selección Oficial.

Lleno de personajes coloridos a pesar de su tan inimaginable miseria, la película narra la historia de los últimos días de un pequeño poblado pesquero a sur del lago de Maracaibo donde Natalie, la maestra, lucha por mantener la ya precaria calidad en la educación de sus alumnos  y es constantemente hostigada por una dirigente política obsesionada con el poder y la soberbia quien además idolatra de manera insistente al difunto ex-presidente de Venezuela, Hugo Chávez. 

La película fue grabada en un periodo de cinco años donde realizaron intervenciones a la población cada seis meses. A lo largo del film podemos observar cómo poco a poco el pueblo se va desvaneciendo entre palafitos y sedimentación. Desenmascara la corrupción perpetrada por su  antagonista, quien termina siendo consumida por su propia codicia. Esta serie de hechos no apagan la alegría con que sus habitantes tratan de fustigar la ola de tragedias casi distópicas alrededor de sus vidas. Logra encapsular la ola de arrebatos políticos y se convierte en una escena descriptiva de la situación venezolana.

Es esencial resaltar la importancia del documental, ya que narra de manera inteligente y asertiva cómo se intensifican fenómenos de polarización, corrupción y violación de derechos humanos que envuelven a Venezuela, el grave problema de sedimentación de sufre el lago de Maracaibo producto de la contaminación por residuos petrolíferos y falta de mantenimiento de diferentes instalaciones alrededor del lago de Maracaibo.

Una serie de hechos y preguntas se engloban alrededor de esta obra, que para nuestra suerte el film logra completar de manera contundente adecuándose al discurso interno del venezolano tras el abandono de una patria que ya no existe.

En el transcurso de su distribución, los productores han hecho diferentes campañas de divulgación de la película, interviniendo en cine foros y conservatorios con el público que se ha generado alrededor de la temática, donde, se han sugerido y se han consolidado diferentes redes de apoyo para la canalización de la película, entre ellas su enlace a crowfunding.

Es un hecho que nos encontramos ante una obra notable del cine documental. «Once Upon a Time in Venezuela» se ha convertido en embajador del cine venezolano, colmando el corazón de nostalgia y emotiva esperanza.

Escrito por

Gaceta Tropical

Revista digital de Arte y cultura latinoamericana.