
¡Qué oscuridad!
El águila de aguerridas garras
se cernió sobre nosotros
el pavimento oloroso a podredumbre y muerte
calienta y casi arde como nuestras sienes bajo el crepitante
sol de agosto.
Mentes perturbadas en melancólicos cuerpos macilentos
sin descanso
sin dirección ni salida.
La calle es un cementerio abierto para quien quiera
exiliarse de su cuerpo
la desesperación se expande como una peste
y el dengue regresa violento
para terminar de triturar tantos huesos febriles
como encuentra a su paso.
El festín servido día y noche
los zamuros presurosos aguardan acechantes en los semáforos,
hospitales y en las iglesias.
Y el águila oscura asediando incansable por tierra, mar y cielo.
Llueve, llueve sin descanso
negras estrellas caen y revientan sobre la Selva Amazónica
al Árbol de la vida le han quemado sus ramas
y ríos violentos de rojo fuego alumbran las noches con
imágenes terribles.
Padre nuestro, si estás en el cielo,
míranos, óyenos, escúchanos
/llueven torrencialmente los llantos callados
en nuestro espíritu/
danos hoy nuestro Pan de cada día
perdona nuestras ofensas
líbranos de las garras del Mal, amén.
María Eugenia Mesa es una poetisa y escritora venezolana nacida en 1994.